lunes, 2 de marzo de 2015

Y mientras otros hablan del sexo de los ángeles...

Lo sé, lo sé. Prometo flagelarme, apretarme duro el cilicio, penitenciagite como en El Nombre de la Rosa o someterme a una sesión intensiva de visionado de Gran Hermano VIP. Lo que ustedes quieran, sé que no tengo perdón de Dios. Desde noviembre no visitaba este blog y no precisamente por falta de ganas, sino de tiempo, que no es excusa pero, al menos, sirve para justificar que cuatro meses de ausencia no son por desidia, sino por trabajo.

Trabajo pagado y agradecido, tengo que admitir. Que, para un juntaletras como el que suscribe, tiene bastante mérito. Y, así, mientras otros fulanos (y fulanas) que creen dedicarse a esto nos venden sus motos particulares (que si la crisis de la página en blanco, que si me invento una editorial, que si me invento una novela y la ofrezco por entregas, como Stephen King, porque sé que no me compra ni el Tato...), yo sigo a lo mío.

Y lo mío es un no parar, amigos y vecinos. No quería convertir esta entrada de blog en una oda a la autocomplacencia, pero como tengo la seguridad de que, si no escribo nada, alguno creerá que he muerto (ya me mataron una vez...), o me he rendido, y no estoy dispuesto a darle ese gustazo a nadie. Si son de los míos, sepan que cada vez que han brindado por mí, he hecho lo propio con ustedes; si son de los masoquistas que pasan por aquí de vez en cuando a ver si me he pisado la minga con la tapa del piano, sepan que hoy toca tragar un poquito de bilis. Qué le vamos a hacer...


Lo más cercano que tenemos en el horizonte es la presentación de mi libro Historia de Valencia en pildoritas, ilustrado por dos artistas como son Ana Muñoz Arastell y mi hermana Mari Vilaseca Haro. Se trata de una pequeña joyita que resumen en forma de breves relatos todas aquellas anécdotas, leyendas y curiosidades de Valencia que han destacado por su originalidad a lo largo de dos milenios de Historia. El 10 de abril en el Museo de la Semana Santa Marinera, subimos otro escalón; a ver hasta dónde nos lleva,

En febrero, las alegrías fueron dobles: No solo tuve la oportunidad de firmar mis libros en la V Fireta del Llibre en el barrio de Campanar (y esta vez no llovió), sino que entre estos estuvo Sexnamorados, y conjunto de relatos eróticos y románticos, de la mano de editorial Edisi en el que fui tercer finalista y, gracias a ello, recibí como premio una escapada romántica.


De esta jornada festiva en el barrio de Campanar, destacar la oportunidad de compartir un rato magnífico con María Rubio, joven escritora de Villarreal, y buena parte de la mañana del domingo con mi joven padawan y escritor más que consagrado, Carlos Reyes. Ambos se merecen todo lo mejor.

Pero, claro, hasta ahora hablamos de premios gordos... pero la pedrea también ha sido generosa; he seguido compartiendo artículos en el blog de Encuentro y Opinión Semanasantera (incluyendo un muy interesante y polémico ensayo sobre imágenes y representaciones curiosas de Cristo... incluyendo desnudos, flagelados en carne viva, mutilados, obesos...), así como en el diario digital elperiodic.com, donde mi columna ha pasado a ser más o menos mensual (precisamente por lo que comentaba arriba: falta pura y dura de tiempo). Y apenas anteayer me enteré que uno de mis artículos sobre las mujeres en la Semana Santa Marinera, aparecía en el Libro de la Junta Mayor, lo que siempre es una satisfacción.

Y la vida sigue, señores. Hace casi siete años que empecé este blog, con mi tienda aún abierta y más sinsabores que éxitos: Mi apuesta comercial no se entendió (la mía y la de muchos... en siete años, han cerrado tiendas frikis hasta decir basta, y las que se mantienen abiertas siguen soportando el mal de la Taberna de Laurana: Ver cómo te partes los cuernos por ofrecer algo nuevo, bonito y barato... y que tus clientes potenciales te pongan a caer de un burro y compren clones a China...), mis propuestas lúdicas recibieron más palos que flores (a pesar del largo recorrido que tuvo, por ejemplo, el Warhammer Histórico en castellano), y empezaba a ver claro como el agua que escribir para quien me quisiera leer tenía más futuro que hacerlo para quien me odiaba a muerte.

De entonces a ahora, hemos dejado mucha paja en el camino: Anónimos amenazantes, clientes que nunca crecían, plagiadores, gente de toda clase que pensaba que el mundo orbitaba sobre su ombligo... y el mundo, como decía la canción, sigue girando. Para algunos más rápido que para otros, cierto. 

No se mareen, que aquí estaré siempre para darles una buena biodramina.
José Vilaseca




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