lunes, 31 de agosto de 2009

Suicidios sin lástima

Mal tema, la muerte, del que hablar el día antes de cumplir años. 34, para ser exactos. Sin embargo, como mi deseo es cumplir estos y muchos más, y todavía pienso que la vida es un don demasiado bonito para tirarlo por el balcón, ahogarlo en pastillas o cortarlo con una cuchilla, y aún no hemos tocado el espinoso tema de quien da la vida por perdida antes de tiempo, pues algún día tiene que ser el bueno y, hoy, mejor que ninguno.

De las muchas formas de suicidio, de esas que no salen en los periódicos para no provocar el "efecto llamada" y que otras neuronas flojas cometan el error de pensar que el túnel de luz es mejor que el valle de lágrimas, hoy en día hay dos que me crispan especialmente los nervios. Y como este es un blog especialmente dedicado a que la gente se rasgue las vestiduras y se tire de los pelos, pues vamos a entrar en harina lo antes posible.

Me crispan los nervios los críos de voz cambiante, vello púbico creciente, adoradores de los Jonas Brothers, de Hannah Montana y de otros virginales pop-stars que, arrastrados por la moda emo, gótica, siniestra o por cualquier otra onda gilipollas que toque esa semana, les da por escribir de su eterno sufrimiento en su flog de rigor (los mas), o directamente buscar un nicho en el cementerio general (los menos), a base de pastillas o gillette en vena. Ya sabéis, lo que empieza por lágrimas negras, hielo en el corazón, emociones dolorosas, quiero gritar, etc... se convierte en un montón de colegas vestidos de negro preguntándose por qué carajo se ha tenido que tirar por el balcón.

Ya sé que la adolescencia es una época difícil (¿acaso no lo son todas?), aunque siempre tiene la ventaja de que aún no te toca pagar facturas, ni letras del piso, ni cambiarle los pañales al "pitufo" de la casa. Ya sé que se folla poco y mal (si es que se folla), pero la cosa no siempre es mejor cuando se crece, y lo que me parece tontuna absoluta es querer palmarla por esto. Que es muy triste que el que quiero no me quiere como quiero que me quiera, duduá, pero eso se soluciona con un diario lloroso y una buena sesión de onanismo, no con barbitúricos.

Y me lo tomo a coña, porque siempre he pensado que el que se quita de enmedio con diecisiete años merece poca o ninguna lástima. Y si, además, se ha pasado meses enteros autolesionándose, amenazando con el suicidio en una eterna tortura psicológica y, en pocas palabras, queriendo ser el ombligo del mundo, casi mejor que se haya ido a la fosa, que somos demasiados fulanos en un mundo, y los que tienen que venir...

Porque, como el ejemplo más cercano de estulticia suicida que tengo es la Perphida y sus amiguetes, que parecen en una continua competición a ver quién sufre más y mejor, creo que el aire que respiran sus pulmones estaría mejor en fuelle ajeno, y que, o bien crecen y se dejan de tontuna, o bien se van a mamarla a Parla a dos metros bajo tierra, el vivo al bollo, etc...

El segundo tipo del que les vengo a hablar son las víctimas que han engendrado al monstruo, de las cuales tenemos últimamente demasiados ejemplos: Niñas bien que se han liado con el malote de turno, crías apenas llegadas a la mayoría de edad que están liadas con un quinqui más chungo del barrio, o con un tipo que supera la treintena, que están "luciendo hombre", en pocas palabras, con sus amiguitas.

Este suicidio comienza mucho antes del trágico final, cuando el "malote" le toca la cara, la maltrata y la humilla y, en lugar de comportarse como una mujer hecha y derecha, es tan sumamente gilipollas que, después de denunciar por compromiso, o alejarse por conveniencia, y dar a entender que ha "rehecho su vida", acabar mintiéndole a todo el mundo (empezando por sí misma), para volver a ver al malote (que ella sabe que es malote, que la ha amenazado por móvil, a través de terceros o con su simple presencia), no sé con qué retorcida intención. Y ocurre la tragedia.

Que sí, que el otro hijo de puta es un ASESINO que hay que colgar de los huevos del palo mayor, pero no quita que la niña sea tonta del haba, por mucha lástima que nos dé. Porque, cuando uno hace malabarismos con nitroglicerina, no siempre debemos culpar a la química, sino a la estupidez del artista...

Y, lo siento, pero la vida es demasiado bonita para perderla, y, como por lo general, tiendo a sentir poca lástima por los suicidas y, últimamente, aborrezco a esos chochos con patas que juegan con sus vidas, con la salud de sus padres y con los recursos del Estado (sanidad, Guardia Civil, Policía), solo porque LES MOLA lucir "malote" o piensan cambiar al macarra de su "ex" a príncipe azul, pues lo siento pero solo le doy el pésame a la familia y al novio, pero, como dice el dicho (y espero acertar esta vez), "que quien por su mal muera, que nadie le llore". Por desgracia, esta nueva raza de suicidas consiguen que nos pasemos días, semanas, mareando la perdiz y que SÍ hay muchos desaparecidos (secuestrados, ancianos con Alzheimer, etc...), que no se han buscado la ruina y merecen tanto seguimiento como los de estas muchachas que SÍ se han puesto la pistola en la boca y ha jugado a la ruleta rusa con un ex-novio macarra e hijo de la gran puta.

Un cordial saludo

JOSÉ VILASECA

lunes, 17 de agosto de 2009

Un mundo feliz... o quizá no

Me despierta la sacudida de mi mujer, tumbada junto a mi en la cama; he vuelto a dormirme. Es difícil despertarse con la alarma silenciosa, puesto que la normativa de ruidos de la zona acústicamente saturada es especialmente restrictiva en cuanto a timbres de relojes estridentes.

El desayuno es todavía más cruel que el empujón que me ha puesto en pie: Ya no hay café, lo prohibieron por resultar adictivo; la leche desapareció del mercado cuando la Asociación Contra la Crueldad Animal consideró que era un abuso arrebatar por la fuerza la lactancia de los pobres terneros, y la bebida de soja me parece, cuanto menos, asquerosa. Las galletas, cuatro, son como cartón prensado. Hay que tomar fibra, dicen, que ayuda a regular el tránsito; debe ser verdad, porque últimamente siempre me estoy cagando: En el Gobierno, en la justicia y en el vecino del quinto. Me despido de mi mujer y me retira la cara, asustada. No beses, no des la mano, di hola repite como una consigna electoral. Jodida gripe A y jodido colegio médico.

Bajo a coger el coche, y recuerdo que hoy es día impar, así que me toca dejarlo donde está: La normativa exige que los días impares no circulen los vehículos con matrícula impar, por aquello del efecto invernadero; llevan cincuenta años desarrollando combustibles alternativos, pero siempre se quedan en prototipos. Antes decíamos que era culpa de los moros de los cojones, de los jeques, con sus petrodólares y su compra de patentes, pero, ahora, si dices eso te abren un expediente por mal ciudadano, y pagas un dineral por racista en un juicio rápido.

Decido coger el bus, que tarda vida y media en llegar, puesto que el transporte público también se ve afectado por la estúpida norma de los pares y los impares. Está atestado de gente, no hay un solo asiento libre. Un par de respetables ecuatorianos ponen reggaeton a todo trapo en sus móviles de última generación, y tres gitanillos cantan un palo flamenco, con caja de ritmos incluida. Nadie se queda al conductor, porque está prohibido hablar con él, y la multa es considerable. Pienso que es extraño que a indios y camarones no los multe nadie, aunque me callo mi reflexión; de decirla en voz alta, me comería el segundo expediente del día por mal ciudadano.

Toso. Es una tos seca, grave. La gente se aparta de mí, con los ojos desencajados. Quiero explicarles que solo es una garganta seca por la mala noche, pero ya no hay remedio. Tengo grandes posibilidades de ser invitado a abandonar el bus pero, por fortuna, me dejan un hueco tan grande que puedo sentirme cómodo por primera vez desde que me levanté de la cama. En la siguiente parada baja prácticamente todo el pasaje, a la carrera, mirándome por el rabillo del ojo. Cuando me apeo, veo que el conductor pone las luces de emergencia y comienza a esterilizar la zona donde me encontraba.

Hace frío. En la puerta de la oficina han instalado hace poco un fumadero de monedas, donde puedes echarte un pitillo a la vista de todo el mundo, pero sin tentar a la suerte y que te caiga una multa por emisión de humos tóxicos en zonas comunes. En unos años, el tabaco ha triplicado su precio, solo en impuestos, y el coste de diez minutos en los fumaderos equivalen casi a media cajetilla, pero es el único remedio para quien no ha podido dejar su vicio. Ahora, pedir que prohiban su comercio está penado por exaltación anti-patriótica, y no me extraña; la tercera parte de los ingresos del Estado proceden de este vicio.

Saludo a mi jefa de sección: Es una completa inútil, pero hay que cubrir los cupos de igualdad, y mientras que el antiguo gerente, un tipo competente y entregado a su trabajo, ha vuelto a sellar papeles y hacer fotocopias, ella se dedica a delegar y a cobrar a fin de mes. Está divorciada y tiene dos hijos que cría su madre, porque es la mejor manera de seguir justificando la pensión que le pasa su marido; antes, con el sueldo que ella disfruta se le habría acabado el chollo, pero el Ministerio de Igualdad considera que cualquier divorcio supone un delito de maltrato psicológico automático del hombre respecto a la mujer, por lo que hace unos años compatibilizó sueldo, pensión y amante.

Mediodía. Los musulmanes se van bastante felices a su sala de oración, con las esteras debajo del brazo; tienen media hora por cada rezo dentro del horario laboral. A los que todavía tenemos la desgracia de haber sido bautizados, el acta de impropiedad religiosa nos obliga a trabajar los domingos, para compensar las maldades que nuestra prohibida fe cometió antaño.

Hora de comer. Los restaurantes se parecen cada vez más a una sala de quirófano. Está prohibida la carne roja, el pescado capturado con métodos poco convencionales, los alimentos grasos... Anoche saboreé un guiso con rabo de toro, de contrabando; un amigo, en una capea ilegal, me dejó un pedazo de carne que mi mujer no sabía no como se cocinaba. Hoy, en cambio, me enfrento a una bandejas de pasta sosa y verduras asadas, sin mucha sal, sin mucho aceite... sin mucha vida.

La tarde transcurre como la mañana, y se hace pesada, interminable... Los empresarios exprimen lo mejor posible las 65 horas semanales que la Unión Europea acordó en su momento; los sindicatos no dicen nada, ¿qué van a decir?. Las subvenciones del Estado los tienen atados de pies y manos, estómagos agradecidos. Te convencen para que te afilies, asegurándote que defenderán tus derechos; luego preguntas quién es el enlace sindical de la oficina y todos se alzan de hombros. Dicen que el Gobierno es solialista, comunista, liberal. A mí solo me parecen unos hijos de puta vestidos de Armani que de vez en cuando alzan el puño y cantan La Internacional desafinando bastante.

Vuelvo a casa. Estoy cansando y entumecido. No tosí en el autobús de vuelta, y tuve que pasar una hora larga de pie, mientras media docena de churumbeles nos pisaban los zapatos y teníamos que mirar hacia otro lado: Llamarles la atención estaba prohibido por la Ley de Protección de la Infancia, y no hablemos de levantarles la mano. A duras penas mantuve mi cartera dentro del bolsillo; un chaval trataba torpemente de quitármela, sabiendo que la impunidad adolescente le protegía, y tuve que pelear duro por defender mis intereses sin saltarme la Ley de Protección del a Infancia, nuevamente. Lástima de Herodes.

La cena es tan insulsa como la comida. Las noticias estatales, pues no hay cadena que se atreva a programar información distinta a la que le dicta el Ministerio de Información, hablan de grandes logros de Gobierno y grades desastres en el extranjero, justificando la llegada masiva de inmigrantes que puedan disfrutar de nuestro maravilloso país. Mi mujer me cuenta que han despedido al humorista que se atrevió a calcular las horas de trabajo que harían falta para soportar otra ola de rumanos, aplicándole la Ley Europea de Respeto Multicultural; a pesar de que los gitanos centroeuropeos habían estado detrás del saqueo de buena parte de los cultivos en invernaderos, debía imponerse el talante y el respeto de sus tradiciones.

- Nosotros también teníamos tradiciones - mascullé mientras mordía la insípida col hervida -. Nos pintamos una cruz en el escudo y eschamos a patadas a esos hijos...

Mi mujer me tapó la boca a tiempo. El detector de xenofobia instalado en el recibidor estaba pasando de amarillo a naranja; de haber pasado a rojo, habríamos recibido la molesta visita de la inspectora social, recordándonos que la Ley de Memoria Histórica prohibía de forma taxativa el recuerdo a cualquier guerra o conquista producida en nuestro país, y nos habría obligado a hacer una visita al Museo Don Santiago Carillo de gloriosas víctimas del fascismo voraz.

Llegamos a la cama. Estaba agotado, pero todavía era un hombre, un culo seguía siendo un culo, y las ganas apretaban. Mi mujer se volvió, con ojos tristes, y me dijo:

- No tenemos remanente de sueldo social para preservativos, mi vida; la partida de este mes la han dedicado a subvencionar a una Asociación de Gays y Lesbianas de Zimbabwe.
- Pues que le den por el culo a los preservativos, al sueldo social, a las normas de los cojones y a los gays de Zimbabwe - dije, mientras el detector de xenofobia vibraba en el recibidor, y el timbre sonaba, anunciándonos la llegada de la inspectora social -. Hoy es sábado, sabadete. Y como estoy hasta los cojones de fútbol y pan de fibras, vida mía, vamos a deshacer esta cama como que hay un Dios en el cielo. Y luego ya diremos que nos encanta Almodóval y Bardem para que nos quiten la multa...

JOSÉ VILASECA

jueves, 13 de agosto de 2009

Cafelitos, cifras redondas y chiquillos masoquistas

Pues sí, a pesar de que es rizar el rizo, este es el blog de las cuatros "C", donde el CABRÓN de Vilaseca consigue CIFRAS redondas de visitas, se paga CAFELITOS con tiempo y paciencia, y consigue que un grupo de CHIQUILLOS masoquistas y con la hostia de tiempo libre se realicen como personas. Y, si alguien se sorprende del proceso, no tiene más que acompañarnos un rato para descubrir cómo se mezclan factores tan diversos en un mismo espacio.

Aunque la maldad intrínseca del abajo firmante está más que demostrada (aunque, curiosamente, el tiempo muchas veces me da la razón...), el elemento cafetero tiene apenas dos o tres semanas de vida, mientras que el redondeo de cifras nació hace siquiera cuatro días.

El café, que podré degustar de aquí a nada, gracias a la generosidad de vuestras visitas, viene dado por la herramienta Ad-Sense que, o al menos eso dice, va contando "clicks" aquí y allá, en la publicidad, en los banners, etc... hasta que, al superar cierta cantidad de pulsaciones, activa la máquina virtual de hacer dinero y, céntimo a céntimo, va añadiendo en mi cuenta el "mardito parné"; la verdad es que, ahora mismo, apenas da para un "aguachirri" de máquina automática pero, oye, ya es algo; con suerte, de aquí a un lustro, podré invitar a los amiguetes que me han aguantado tanto tiempo o, por otro lado, endulzará la siempre agria visita de los exaltados de turno. Que aproveche.

Las cifras redondas tienen su reflejo en ese diminuto contador que, apenas cuatro días atrás, me decidí a colocar bajo el listado de temas; la verdad es que nunca he tenido demasiada suerte con los contadores de visitas (recuerdo aquella semana de estulticia popular, donde un grupo de perros de presa del "Torrao" de Paterna se dedicaron a entrar miles de veces en la vieja web del Glorioso Reino de Bretonia para demostrar que el contador de esta funcionaba como el culo... aunque lo único que demostró es que hay gente a la que le sobra tiempo libre y estupidez a partes iguales); sin embargo, pues uno tiene su corazoncito orgulloso y, aunque esto no es una carrera de obstáculos, sí que apetece de vez en cuando ver cuántos amigos y cuántos perros del desierto se acuerdan de uno (o de la madre de uno, que para el caso...). Supongo que, al editar esto, la cuenta se acercará a 200 visitas (cifra redonda, y más contando que solo lleva media semana activo), y espero que, poco a poco, crezca con el tiempo.

Pero, vamos, estas tres primeras "C" (cabrón, café y cifras), son algo meramente informativo; lo que hace auténticamente gracioso (o eso espero), el articulillo es la parte masoquista del cuento.

Y es que, una vez superada la primera encuesta del blog, me decidí a poner otra, similar a aquella, pero más concreta: siendo que por aquí pasan conocidos, desconocidos y tontos del haba, es bueno preguntar a la audiencia qué les apetece leer, que tampoco es plan de pasarse toda la vida navegando contra corriente. Y los resultados...

Abriré un paréntesis, que espero luego entendáis. Aunque hay quien se empeña, sueña y se toquetea con la idea de que estoy solo, solísimo, aullándole a la luna, que no tengo amigos, ni familia, ni padre ni madre ni perrito que me ladre, lo cierto es que "shurmanos" de corazón aún tengo unos cuantos. Más cercanos o más lejanos, de los de almuerzo con tortilla de patatas y ajoaceite, excursión al Carrefour, sillitas y mesa plegable al ladito de la playa o, volviendo al café, cortadito en el Naval entre risas y coñas varias. Seleccionar quienes de ellos eran amigos y quienes tuvieron que quedarse en el camino, generalmente por interés, avaricia o envidia, me ha costado muchos disgustos, no voy a negarlo... pero un gran alivio al mirar atrás, como, y perdonadme la comparación, aquel que sufre sentado en el trono los efectos del estreñimiento y se libera del veneno de su recto con gran dolor. Te quiero más que un buen cagar, que reza el dicho...

Y, volviendo al tema, entre cafés, bocatas, coñas, paseos en coche, etc... este blog es protagonista de bromas y veras. La chanza de "tengo un blog y sé cómo usarlo" ya tiene solera, por no hablar de "Jose, espera que te pague mi parte de la merienda... que no quiero que me hagas un blog". Me parto, me mondo, me troncho y me río. Juas, juas. Pero, más allá de esto, a alguno de los amiguetes les entra curiosidad al pensar que todavía hay gente que, sabiendo que los van a poner a caer de un burro, siguen fieles a la cita regular con los artículos malvados del vil Vilaseca, en una suerte de masoquismo de difícil tratamiento, como si tratar de psicoanalizarme a través de mis textos, o como polillas atraídas por una luz que les quema, pero que, después de todo, les resulta fascinante...

¿Y cómo sé esto, me preguntarán?, ¿instinto?, ¿chivatazos?, ¿filtraciones temerarias, de esas que hacen que la mayor parte de los Foros a este lado del Turia tengan más seguridad anti-intrusos que la reserva federal de Estados Unidos, y que ponen de los nervios a más de uno, un sábado a la hora de la merienda?. Pues no hace falta: Basta poner una encuesta aparentemente inocente, para comprobar que todavía hay gente tan sumamente boba que es capaz de votar que "acude a este blog a hacer mala sangre y a saber si hablan de él/ella". Como lo oyen; ahora recójanse los ojos y los cataplines, que yo también me quedé así la primera vez que lo pensé...

Es de suponer que ese prácticamente 50% de masoquistas visitantes del blog son producto del último artículo, con la Pérphida y el Cimarrón pagafantas (lo que debe incluir a ambos y a un par de amiguetes que no saben de la misa la mitad... como es costumbre en la zona), pero no me extrañaría que otros, que sí visitan este lugar de perversión, se hayan cortado un pelo al darle el "click" al ratón, por miedo a que rastree su I.P (como si quisiera / me interesara hacerlo...), por miedo a aumentar los votos de la encuesta y, por ende, el peso específico de este blog para el aficionado, o por simple vergüenza torera.

Sea como fuere, y parafraseando a Julio Iglesias, la vida sigue igual: Yo dudo que cambie mis principios y mi mala baba, el café me lo voy a tomar igual, me lo pague mi sueldo o las visitas al blog, las cifras de accesos aumentarán mucho o poco, pero aquí estaremos para verlo... y la cadena de chiquillos masoquistas, capaces de visitar de noche y a traición mi territorio, murmurar a mis espaldas y convencerse de su propia realidad virtual, seguirá al pie del cañón porque, si el elemento más común del universo dicen que es el nitrógeno, seguramente el segundo debe ser la estupidez.

JOSÉ VILASECA HARO

lunes, 10 de agosto de 2009

Pagafantas convictos, confesos y reincidentes (Con amor, para Cimarrón)

Bienvenidos de nuevo:

Por lo general, y a pesar de que servidor sufre y goza de una memoria de tísico, los artículos de este blog amado y odiado a partes iguales suelen orbitar alrededor de lo cercano, de lo inmediato; una noticia recién oída o leída, un chisme gracioso, o bien la última chanza del iluminado de turno, sea político o friki coñón, suelen ser suficiente para disparar mi imaginación y mi mala leche y, ale, a escribir se ha dicho.

En este caso, para el artículo que hoy nos ha reunido alrededor de la hoguera virtual se basa en tres elementos próximos en el tiempo, actuales, y que tienen un sentido vital para mí.

El primero, FOROCOCHES y ese nunca bien ponderado término pagafantas, que no sé si salió de aquella comunidad perso seguro le debe el peso que tiene en el lenguaje actual; FOROCOCHES, que como todo hijo de vecino sabe "no es un puto foro de coches", congrega lo mejor y lo peor de cada casa en un foro eternameinte "off topic", puro 100%, donde puedes hablar de Franco, de Raúl, de la última jaca que te calzaste o de la peli que viste anteayer, sin necesidad de soportar moderadores tiranos y listillos de los cojones, como sí ocurre, a veces, en los foros especializados; volviendo al tema del "palabro", pagafantas es aquel mejor amigo de tía buena, o callo malayo, igual tiene, sin derecho a roce y sin posibilidad alguna de mojar el churro, que aguanta velas ajenas y lloros de toda clase mientras a la guarrilla de turno la cortejan y/o ponen mirando a Cuenca "cienes" y "cienes" de prójimos con mejores o peores artes.

El segundo elemento, el hecho de ser un escritor ya editado, con mi bufanda a cuadros, mi pipa y mi ¡aquí se habla de mi libro, o me voy!, que me ha subido el pavo cosita mala, y no porque sea un buen libro, o yo un buen escriba, sino porque he cumplido mi sueño, tengo mi árbol, mi niño y mi montón de folios sucios, y ya puedo hacer el pino con la polla si hace falta, que la sonrisa en la boca no me la borra ni Dios. Lo dicho, que me apetece callarme menos que nunca, y sí reírme de miserias inventadas, tontunas varias, chulos de putas y toda clase de hijos de perra del desierto del más diverso pelaje.

Y el tercero porque, me confieso pecador, a veces me gusta mirar por el ojo de la cerradura en habitaciones que tengo cerradas; aunque mi maldad no alcanza a las denuncias y cartas paterneras que en su día me atribuyeron (por mucho que se empeñen, rabien y destilen bilis), pues tengo que confesar que, de vez en cuando, husmeo allá donde nadie me llama, me pego unas buenas risas o confirmo que el que es tonto del culo pues tiene poco y mal remedio, y hasta luego, Lucas. No es que me pase el día llamando a la puerta de Burjassot, por ejemplo, o que hackee mis propias cuentas para hacerme pasar por otro (sobre todo porque firmo hasta un escupitajo, prefiero ser cabrón de frente que mamón de culo...), pero navego en internet, busco a viejos amigos, viejos enemigos, lugares que frecuentaba (desde tiendas al instituto), y eso da para mucho: Desde enterarme que uno de los muchachos que regentaba la tienda "Robby" es ahora un reputado fotógrafo y guionista de cortos (mi enhorabuena), pasando por localizar en el Facebook un viejo colega por correspondencia de Alicante (Dani Simón, "Banedón"... ¡qué tiempos aquellos!), y, como no, descubrir las mamonadas de este o aquel e, insisto, pegarme unas carcajadas a su salud (aunque les cueste la úlcera).

Cogemos los tres ingredientes, los metemos en la coctelera, y tenemos como resultado el articulillo de hoy, especialmente dedicado a alguien que sigue siendo miembro de "El Club de las Faldas de Mamá", que ya en su día protagonizaron otro texto en este blog titulado "Chiquilladas" (y que podéis leer en: http://condedraki.blogspot.com/2008/11/chiquilladas.html )

Como no me apetece escuchar hablar de "denuncias imaginarias", como los papis de aquellos chiquillos me decían que habian preparado la suya (sigo esperando...), lo bautizaremos como "Cimarrón", aunque podemos llamarlo Ramón que tampoco pasa nada; dudo mucho que papá o mamá vayan a ejercer acciones legales contra mí, puesto que su padre está tan muerto como el mío (aunque parece que esto no le impide bautizar a mi padre, al que incineramos, como "cenizo", demostrando una vez más que el que nace hijo de puta, muere hijo de puta...), y su santa madre consiguió que se pasara un añito en el reformatorio de Godella, ahí es nada. Una joya de familia, vamos.

Si la historia quedase aquí, pues no sería más que uno de los muchos chavalines de neurona floja que han pasado por mi vida, como civil, como friki y como tendero: He conocido preñadores de indianas, escondedores de katanas, malvesadores de fondos públicos, ladrones de tesorerías, "champions" de la muerte, sujetapalios, abrazafarolas y toda esa clase de palabras compuestas que me ponen palote, palote... Sin embargo, "Cimarrón" es especial porque buena parte de sus desgracias son motivadas por su noviazgo atípico con la jodida niñata de aquel glorioso artículo que muchos recordaréis (y si no, para eso estoy yo: http://condedraki.blogspot.com/2008/06/jodida-niata-con-amor-para-ephira.html ), donde pasó de ser amor casto y puro (a saber la de "manuelas" que le costaría al buen "Cimarrón" el cristianismo beligerante y "kiko" de la niñata, mientras paseaban por la playa mientras éste solo pensaba en una funda para su sable...), a convicto por estupidez (después de haberle acompañado, como amigo, por media Valencia para que arreglara sus problemas, se dejó "enchironar" por chulo y por brofe, mientras chateaba con la princesita de turno), y, ahora, pásmense, a TETE. A amiguete, a coleguita, a "ex-algo" enrollado. O sea, a puñetero PAGAFANTAS.

Y después de haber echado pestes de la "Perfída" esta, de haber pagado su estulticia en el reformatorio, y de haber salido de allí bastante peor de lo que entró, resulta que un día buceas en internet, ves que la niña de los peines se ha abierto un blog, le recuerdas lo que todos los que de verdad la conocemos, sabemos (o sea, que tiene la memoria tan selectiva como la moral, y que pasé de ser su "padrino predilecto" a no merecer ni que me dijera una puñetera verdad en sus últimas conversaciones, ni un pésame para mi padre...), resulta que aparece en tonto del nabo este (y no su novio, ojo, que lo tiene, lo que me hace dudar cada día más del destino de la raza humana), y desempolva un blog para DEFENDERLA.

Eh, un momento, paren máquinas, que me he perdido. A ver, resulta que el mismo fulano que se pasó un año recogiendo jabón ajeno en las duchas porque una cría malcriada y más salida que el pico de una mesa (y, al tiempo, frígida como un cubata en un iglú), le comió la cabecita loca y lo convenció del "si tú me dices ven, lo dejo todo"; el mismo fulano que echó pestes de ella porque pasó mes y medio sin avisar a sus amigos de su complicada situación y NUNCA FUE A VERLE, resulta que ahora sale a partirse la cara (virtual), por ella, deja que le llamen "tete", miente como un bellaco ("eres malísimo, nunca vinistes a verme en mi duro encierro"... ¡No me jodas, te hice de taxista más de una vez y más de dos, cabrón desagradecido!), se dedica a insultarme recordándome mi peso (virtual también... otro gilipollas como Cortizo, obsesionado con mis lorzas), a pedirme que dé la cara y un largo etcétera que no reproduzco por falta de tiempo y ganas.

Nah, pues como no tengo que esconderme después de llorar de risa por ver la historia de un pagafantas (como ven, los tres elementos del comienzo), admitiré que sí, que he sido yo la "sombra oscura" que ha estado pululando desde hace un par de días por el blog de estos dos memos, y que de todas las formas que hay en la vida de ser gilipollas, la que menos me esperaba tener que ver es esta: La de un "pagafantas" que pierde un año de libertad por las hormonas revueltas de una hipócrita del "mea culpa", y que, a pesar de que ésta tiene quien le caliente la almeja, no le preocupa quedar en el más absoluto de los ridículos, cagarse en las pocas convicciones que le debían de quedar y perder la poca hombría que aún se le imaginaba, para mentir como un bellaco y contestar a las tontas provocaciones que este pobre bufón les ha ido dejando como miguitas en el camino. Y que, de nuevo, la prueba de decir "HAY ALGUIEN QUE ES GILIPOLLAS" y que uno se levante, rojo de ira, y diga "¡EH, NO TE METAS CONMIGO!", da como frutos una muesca más en el revólver, otro eslabón más en la cadena de tontos. Pero, esta vez, es tonto de forma voluntaria, agradecido y con las fantas pagadas en su cuenta (o en la de "El Escayolas", que era quien le pagaba los caprichos últimamente).

Vivir para ver

JOSÉ VILASECA HARO

sábado, 8 de agosto de 2009

Adolescencia cibernética

Casi a renglón seguido del artículo de hace unos días, hice memoria del abundante uso que nuestros adolescentes hacen de internet, y sentí un escalofrío de temor ante los malos usos que pueden darle a una herramienta que, en general, les viene grande y presta para mucho.

Que el adolescente suele tender al narcisismo o al odio extremo hacia la propia imagen, es un hecho contrastado que cualquier psicólogo infantil os podrá explicar mejor que yo; habituales de esas edades son los arrebatos de anorexia, bulimia o la novedosa vigorexia, donde chiquillos en pleno proceso de crecimiento son capaces de ciclarse por verse un poco más tableteros, como si fueran a participar en una secuela de 300. No ayuda nada que muchas webs se basen en la propia imagen (votamicuerpo y fotologs varios), donde encontramos a niños y niñas sin vergüenza y sin diccionario poniendo poses y morritos entre frases míticas del tipo Si_Lah_ChUrRih_tE_BaSiLah / TutE_cALLaH_y_Lo_AsImIlAh (perdón, voy a flagerlame con el Quijote. Ahora vuelvo...).

A mi, que el tema pedobear me va poco o nada, verle las tetas a una treceañera me resulta tan excitante como contarme los dedos de los pies, pero, evidentemente, hay gente que estas cosas le ponen y no se privan de bucear en las procelosas aguas de la pedofilia para palparle los pezones a esas niñas con aparato y chichi imberbe.

Pero, si no les da por fotografiarse como unas zorras verbeneras, pues se ponen a escribir en su metroflog lo mucho que sufren, lo triste que es su vida y lo brillante que es su prosa con el diccionario VOX al ladito, dispuesto a comprobar que esa palabreja nueva de la que se han enamorado este mes va con o sin "h"... Antes, al menos, las niñas petulantes y creías, o los émulos de Becquer, tenían que conformarse con la revista escolar, con cuadernillos Centauro o con el fanzine cultureta de turno, pero ahora cualquier capullito de alhelí te crea un blog y, con la inestimable ayuda de sus amiguetes cargantes, empiezan a chuparse mutuamente las pollas (eufemísticamente hablando, claro está), y pobre del que entre a decir buenas, que puede salir escaldado.

Abro paréntesis porque, a buen seguro, a más de uno se le habrá hinchado la vena del cuello pensando que yo también puedo ser un capullito de alhelí creador de blogs; espero que, por el bien de su tensión arterial, recuerden que llevo manchando folios desde que algunos no estaban ni en proyecto, así que me he ganado el derecho a llamar gilipollas a aquellos que hacen méritos, día a día, para recibir tal apodo.

Como ya hemos hablado tanto de los foros especializados, donde cualquier crío de teta puede pasar por un sesudo creador de FAQs y por un experto historiador, agudo estratega y brillante pintor de brocha gorda, casi que pasaré de puntillas por el tema antes de que algún sujetapalios se dé por aludido. Que sí, que en vez de ignorarme como diría el sentido común, se animan a visitarme y a poner en común con otros de su misma calaña las muchas maldades que aquí se vierten en todas direcciones. Si es que son como niños...

Y como niños son también aquellos que no hablarían de su primera paja con papá y mamá así los colgaran de sus pulgares, pero ahora ponen la experiencia en común con miles de desconocidos, con pelos y detalles. Se les llama trolls y a veces es así, puesto que sus historias rayan la ciencia ficción pero, a veces, son simples chiquillos sin nadie a quien dirigirse y que, incapaces de hablar del tema siquiera con sus amigos (cruel tiempo en que un amigo puede acabar siendo un hijoputa conocido... a mí que me lo preguntente...), explican con pelos y detalles la polución, el sueño erótico, el a un amigo le ha pasado... esperando que alguien, siquiera desde la coña y la ironía, le ofrezca un mensaje más allá de la indiferencia que lo rodea.

Pensábamos que la red de redes iba a ser una suerte de Biblioteca de Alejandría abierta al mundo, y se ha convertido en una versión corregida y aumentada de El diario de Patricia para todos los públicos...

JOSÉ VILASECA

martes, 4 de agosto de 2009

Odiando internet

Hace poco, un buen amigo me comentó que estaba comenzando a hartarse de la "neutralidad" y el "anonimato" de internet, donde cualquier parido puede soltar sapos y salamandras por la boca (o por el teclado), sin tener que mirarle a los ojos a su interlocutor, vía foro, blog, metroflog, grog y otros tantos "og"...

Y servidor, que siempre ha abogado por la ventaja de la red de redes para acercar semejantes, hace tiempo que empezó a tener que "autobanearse" y evitar visitar según qué ciberlugares, y hablar según con qué gente. Yo, que me he gastado un dineral en sellos cuando la única comunicación escrita con gente lejana se hacía vía correo ordinario, y que he intercambiado artículos, imágenes y un largo etcétera cuando aquel proyecto de fanzine llamado Desastre unió mi ilusión a la de otros muchos repartidos por la península.

Lejanos resultan aquellos tiempos en los que te alegrababas de ver, en cualquier revista especializada, a una persona que jugaba a lo mismo que tú en la otra punta de España, y allá que le enviabas una carta, esperando ansiosamente la respuesta de vuelta durante días; si todo iba bien y acababa surgiendo una amistad epistolar, tu deseo tomaba la forma de ¡ojalá nos conozcamos algún día! y, a veces, ese día no llegaba nunca...

Con internet, todo ha sido más fácil y, curiosamente, menos emocionante. Cualquier puede poner en su perfil fotos sacadas de un book de modelos, hacerse pasar por hombre siendo mujer, o viceversa, y las cuchipandis (o sea, grupo de garrulos que siguen a un líder, o a una idea, con mejor o peor arte...), están a la orden del día, especialmente en temas marginales o frikis.

Antes, si le tenías manía a alguien era porque lo conocías personalmente: Era tu compañero de instituto, de Universidad, o te habías encontrado con él en una de las escasísimas jornadas friki-roleras que se hacían en la piel de toro, y hablabas desde la experiencia directa; ahora, vale con ser una leyenda urbana, un un amigo de un amigo me ha dicho... para que te pinten como el diablo, con cuernos y rabo, y un desconocido te odie sin conocerte. Da igual que seas el ex-novio de una histérica celosa (el Vulcano de una Miriam cualquiera, vamos...), o te cagues en el mundo y un gilipollas se dé por aludido (que los hay), para que un montón de ami@s, de prim@s y de histéric@s defensores del "otro" se lance contra ti vía messenger, correo electrónico y similares.

La frialdad y la despersonalización cibernética, ahora que tan de moda están las redes sociales, da que pensar. Mientras hace unos años echábamos de menos un medio rápido de intercambio de noticias, información y datos, ahora resulta que entramos en "oculto" a foros, blogs y nuestro propio messenger, por miedo a quién nos encontraremos por ahí. Cualquiera se llama ya "amigo" y solo nos damos cuenta, tarde y mal, que en el mismo saco que tenemos a nuestra gente, con mayúsculas, hemos metido a críos plastas, gente insoportable de más diverso pelaje, y simples conocidos con los que apenas compartiremos conversación a fe de aburrirnos o aburrirles...

Solo espero que empecemos a hacer un uso responsable de una herramienta tan amplia y precisa a un tiempo, y que vuelva la época en la que ESCOGÍAMOS con quién queríamos hablar sin tener que dar excusas vacías o asegurar que "uy, lo siento, es que me voy a comer"... a las tres de la madrugada...