jueves, 25 de julio de 2013

THE PURGE: Lo que pudo ser y no fue

Vuelvo a mi blog para, como hace tiempo que no hacía, presentaros una de las películas que más ganas tenía de ver y con la que por fin me he hecho. Se trata de The Purge (traducida innecesariamente como La noche de las bestias), que contaba con un trailer magnífico, una publicidad viral prometedora, y que se queda, como reza el titular, en algo que pudo ser y no fue. A partir de aquí, les recuerdo que encontrarán spoilers, así que nadie se queje si destripo parte de la trama.

La idea es más que atractiva: Una sociedad distópica e ideal, donde el crimen y el desempleo prácticamente han desaparecido, gracias a una noche de catársis colectiva, en la que cualquier fechoría está permitida. Esa noche, llamada La Purga, es una oportunidad ideal para deshacerse de vagabundos, criminales y otras lacras sociales, así como para desatar a la bestia primigenia que todos llevamos dentro y dar rienda suelta, al menos una vez al año, a todos nuestros deseos más oscuros.

A partir de ese momento, la película nos ofrece más reflexión que cine: Mientras en la pantalla se repiten los clichés y estereotipos (ese grupo de adolescentes sádicos salidos de Funny Games, el grupo de ciudadanos honrados que deben resistir al invasor, como el propio Ethan Hawke hizo en el remake de Asalto a la comisaría del distrito 13...), en nuestra cabeza surge la pregunta ¿seríamos capaces?

Y si en algo acierta el film es en responder, y hacerlo afirmativamente. Si en algo la película "lo clava" es que las sorpresas no son tales porque es tan evidente lo que piensa hacer cada personaje con posibilidades de cargarse a otro, que solo esperamos el momento en el que ocurra: Desde el joven adulto que se está beneficiando a la hija del protagonista, al que mientras la sobetea imaginamos que va a esperar la oportunidad de su vida de cargarse al padre sobreprotector y tener vía libre para magrear a gusto a su gachí, a los vecinos celosos, esos que todos parecemos tener, y que parecen estar deseando bajarte de tu caballo blanco y arrastrarte a su miserable fango, donde todos compartimos el mismo valle de lágrimas.


Recuerdo cuando mi familia me hablaba de nuestra terrible Guerra Civil, donde apenas había comentario de los combates, y sí muchas referencias al a fulano lo llevaron al paseo porque tenía tierras y se las querían quitar o a mengano le pegaron un tiro en la puerta de su casa, porque el vecino se llevaba muy mal con él. Aquí, la excusa no es una guerra, sino una limpieza social consentida y alentada por el Gobierno, por lo que resulta más terrible lo que seríamos capaces de hacer en realidad, que la pequeña punta del iceberg que nos muestra la película.

Falla, quizá, la presentación primaria de los personajes (el padre de familia más preocupado en el statu quo que en la ética, la madre conformista, la adolescente idiota o el pre-adolescente friki...), y apenas se esboza a los secundarios (si la idea la coge por banda el autor de Serbian Film nos podíamos haber encontrado con una obra maestra del horror...). Porque, si bien se han conseguido buenos remakes de películas del estilo ahora que no me ve nadie... (como Perros de Paja, I spit on your grave, etc...), esta es un quiero y no puedo, con crímenes demasiado limpios (el momento ritual previo al último asesinato es casi de chiste, y hacer que el conjunto pierda la seriedad mantenida hasta entonces), que merecía un par de gotitas de mala leche para mejorar, y mucho, el cojunto final

José Vilaseca