martes, 19 de mayo de 2009

Llamadme retrógrado...

Como cristiano adorador de Catol (como diría el buen Rigg veda, adorador de Baptis, por cierto...), marcador de la casilla de sostenimiento de la Iglesia, pecador convicto y confeso, todavía me cuesta entender ciertas moderneces de la sociedad progesista, talantera y perrofláutica en la que vivimos. No es que me dedique a alzar el puño, indignado, diciendo aquello de que esto con Franco no pasaba, sobre todo porque cuando el invicto caudillo murió, yo todavía mamaba de la teta de mi santa madre, sino que, simplemente, se me hacen difícil de asimilar ciertos malabarismos democráticos.

En primer lugar, soy de los que no entiende el sentido de un Ministerio de Igualdad que promueve la desigualdad en forma y fondo. Creo que es una simple prebenda de Peta Zeta como pago al infatigable trabajo de agitación de los grupos feminazis, que, en lugar de buscar una compensación justa a cientos de años de discriminación, se han preocupado más en vengarse de forma extrema de los machos malvados... y mucho me temo que, de aquí a unos años, sufriremos las nefastas consecuencias de sus desmanes.

Una de las primeras llagas que tendremos que lamernos gracias a este feminismo radical tiene forma de reforma de la ley del aborto o, como llaman ahora los adalides de la corrección lingüística, interrupción voluntaria del embarazo.

Empezaron con el nosotras parimos, nosotras decidimos, expresión que convierte al hombre en un banco de esperma andante, sin más poder que el de pagarle los caprichos a la parturienta y soportar estoicamente una paternidad con ningún derecho y sí muchas obligaciones. Así, convierten el milagro y la bendición de la gestación (aunque la maldición bíblica afirmara que parirás a tus hijos con dolor), en algo "reivindicable", como si hasta un embarazo fuera una capacidad política o un simple punto en un convenio colectivo.

A partir de ahí, equiparan al feto que crece con un quiste, o con una lorza, que la mujer puede y debe extirparse sin control, sin medida y sin conciencia de estar haciendo algo malo, con el triste argumento de es que lo llevo dentro. La mujer ha dejado de ser un vehículo para la vida, sino que su maternidad se ha transformado en un desagradable efecto secundario de una sexualidad desinformada y descontrolada, y esa experiencia traumática hay que arrancársela lo más rápidamente posible, no sea que a la mujer le toque crecer y perderse los capítulos de Física o Química y las galas de Operación Triunfo.

Tirar la raya siempre es complicado, pero gracias a la ministra de Igual dá nos damos cuenta de para qué queremos responsabilidad si tenemos secretismo, y para qué queremos madurez si, como decía la vieja canción de Cindy Lauper, las chicas solo quieren divertirse. Y entonces no nos tiembla la mano al proponer que aborte hasta la pastorcilla de la obra escolar y que puñetera falta hace informar a papá y a mamá si, al fin y al cabo, tampoco saben que follo como una guarra.

Así, la brecha que generalmente se abre entre el adolescente y los padres se agranda aún más gracias a un decretazo cojonudo, y la Jenny de turno tendrá que echar mano de su amiga del alma (la misma que le levantará al novio la próxima semana), para pasar un trance complicado como es el de un aborto, mientras sus padres duermen tranquilos, confiando que lo único largo y duro que se ha metido su niña en la boca ha sido un polo Calippo.

Y mientras las chavalas que no se meten en líos no podrán mi hacerse una ortodoncia sin el consentimiento expreso y por escritos de sus padres, las espatarradas podrán seguir recibiendo litros y litros de amor sin que nadie se entere, porque, si los condones le aprietan al noviete fornicador, siempre queda la pastilla del día después... o el tijeretazo a tiempo sin que nadie se entere.

Pero lo peor de todo no es la desinformación, la sexualidad retorcida o el libertinaje. Lo peor de todo es que esa misma chiquilla consentida y caprichosa que se dedica al perrea, perrea cuando debía de estar sacándose la E.S.O a un curso por año y sin rechistar, luego se hará mujer de verdad y, al ver que sus fiessssstas adolescentes han pasado factura en su cuerpo, volverá a reinvidicar su derecho a ser madre y exigirá someterse a un tratamiento de fertilidad... que pagaremos todos y cada uno de los contribuyentes gilipollas, como tú y como yo, que todavía nos tiramos las manos a la cabeza cuando pensamos que estos "iluminados" nos gobiernan gracias a once millones de votos.

Disfruten de lo votado, diría alguno. Lástima que en las elecciones no haya un folleto donde se expliquen ESTOS efectos secundarios...

JOSÉ VILASECA

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajaja... Veo un cierto fatalismo en tus palabras. Bueno, yo creo que no debemos llevarnos las manos a la cabeza y buscar soluciones intermedias entre la demanda de la soiedad actual y la insuficiencia de la ley del aborto que hemos sufrido los últimos años.

Sin embargo, como dijo Sócrates, todo diálogo debe partir de una premisa común entre los interlocutores. Por eso te pregunto: ¿estás de acuerdo con que una mujer de 18 años tenga derecho a abortar libremente?

Espero tu respuesta y un saludo

TITO LIVIO

Anónimo dijo...

Soy Pau.

Por partes:

En ningún caso la ley o los organismos oficiales, o las agrupaciones feministas, dicen que una mujer deba abortar, tan solo reclaman que si así lo desean, no sean todo trabas, ante una decisión dificil, y en la que en este caso las únicas personas que deben tener algo que decir són el padre y la madre.

Perderse operacion triunfo no, pero si ser un madre adolescente que puede no estar preparada para ser madre, y que si es obligada a tener al niño, puede no darle el afecto y cariño que la criatura merece, ya que puede que la madre tenga el sentimiento, que la craitura le ha arruinado la vida, y esto hará infelizes a unos y a otros.

En lo que se basa la ley es en el dialogo abierto entre padres e hijos, y en una educación sexual sana. Es mucho mejor que los padres fomenten la cultura del dialogo, que no la autoridad represiva que puedan inculcar desde valores morales que pueden estar en contraposición con la forma de pensar de su hija.

Educar es reprimir, reprimir la genética zoologica que todos llevamos dentro, esa genética que nos impulsa a los actos mas primitivos de nuestro ser. Inculcar valores que ayuden en la toma de decisiones. Si hablo con i hija esta estará mas preparada para afrontar esta tesitura o enfrentarse a las drogas, al alcoholismo de fin de semana y otro sin fin de contaminaciones moderanas que solo desde el dialogo y la conifanza se les puede hacer frente.

P.D: Tu invicto caudillo fué vencido, ya que el alzamiento en su origen fue vencido, solo la intevención de Alemania e Italia, el apoyo económico de Estados Unidos, y la indiferencia de Francia e Ingalterra, le dieron en última instancia un pírrica victoria. En un mes los ejercitos franquistas fueron expulsados de Cataluña, tras el alzamiento.

Un saludo.

José Vilaseca Haro dijo...

A mis queridos amigos Tito Livio y Pau:
Quizá es que, con tanto sarcasmo en los artículos, me ha costado esta vez comunicar lo que deseaba, pero espero poder aclararos lo que haga falta.
Respondiendo acerca de la posibilidad que una adulta aborte libremente, tampoco quiero chapotear en terreno cenagoso. En primer lugar, porque no es lo mismo la necesidad que el capricho, y mi perspectiva ante un aborto terapéutico (por grave riesgo para la vida de la madre) es muy distinta a la de un aborto “por que no me apetece ser madre, pero sí me apetece follar a pelo”.
Insisto, como en todos los casos, que PODER hacer algo no significa TENER que hacerlo por cojones, pero SÍ contar con las consecuencias. Y, en la sociedad en la que vivimos, la libertad de la madre para abortar choca frontalmente con la del marido para decidir sobre su hijo, o la del hijo que no tiene quien lo defiende y que, quizá, le apetece un huevo seguir viviendo.
En una sociedad donde incluso tener una mascota y abandonarla es algo cruel, ruin y sucio (y penado por ley), teniendo en cuenta que responsabilizarse de una mascota es VOLUNTARIO (nadie tiene un perro o un gato por obligación…), resulta que una SÍ puede desprenderse de un hijo que crece en su vientre, cuando y como quiera, y esta decisión está respaldada por la ley. Entiendo que para el que opine “lo contrario” es algo normal, pero también para los nazis era “normal” gasear a los judíos, y eso no significa que estuviera bien: En mi humilde opinión, la sociedad “progresista” es tan integrista como cualquier otra, por mucha vitola de talante y democracia que se le dé al asunto.
Respondiendo a Pau, el uso de “invicto caudillo” era tan “literario” como el de “Tío Paco”. No quiero decir que me guste o que comulgue con sus doctrinas; léelo en su justo contexto y te darás cuenta de por donde iban los tiros.
Sigo pensando que antes de llegar al aborto adolescente, libre, anónimo y desinformado, hay otros métodos y caminos para evitarlo. Ya sé que personificar es incorrecto, pero en este caso puede ayudarnos a entender lo que quiero decir, y por qué pienso lo que pienso: Llevo casi una década revolcándome pecaminosamente con mi mujer y utilizando preservativo (salvo la excepción que motivó ese glorioso niño rubio que encabeza el blog, que fue BUSCADO y QUERIDO). Sin dármelas de “hombretón”, han sido un buen montón de polvos y en ellos NUNCA hemos roto un preservativo, ni hemos hecho imbecilidades de consultorio de la “Super Pop” en plan de “la saco antes de tiempo, verás cómo no pasa nada…”
Personalmente, me JODE tanto el gasto público que supone una niñata abortadora compulsiva, como los muchos que se ponen ciegos de drogas o alcohol y movilizan ambulancias tras cada “botellón”, o los que defraudan a Hacienda, o los “grupos étnicamente diversos” que se dedican a vivir de la subvención y luego instalan un plasma de 42” en el salón, entre la cabra y el abuelo con la guitarra… La diferencia es que la cara dura o la falta de neuronas de las primeras le cuesta la vida a niños. Y, mientras tratar cruelmente a un animal es delito, verter residuos en el río que ahogan a los peces es delito, y darle un “educativo” cachete a tu hijo es delito, estamos intentando que el aborto LIBRE y SIN LIMITACIONES no solo no sea delito, sino que lo paguemos todos. Y, lo siento, pero eso no va conmigo. Llamadme “retrogrado”…

Anónimo dijo...

NO te llamo retrogrado, ya que en lo que yo creo que es un sociedad moderna, ha de haber voces de todo tipo que expresen todas las voluntades. Lo que veo, es que principalmente tenemos opiniones encontradas encuanto a cuando un feto es un niño, yo también soy padre, y encima de los pesaos XXd, y he estado en todo el proceso como si yo estubiese en cinta. Y digo esto porque durante las primeras ecografias pude ver y puedo decir que: Hasta la de los 3 meses no se ve nada y incluso en esta el médico te dice que apenas esta formado nada, yo mismo pude ver lo que vine a denominar el cacahuete volador, que es en lo que se convirtió mi dulce Emma. Es por ello que digo que creo que hasta los 3-4 meses un aborto no es un asesinato. No me compares un aborto de un par de meses, con el holocausto nazi, que si bien queda muy efectivista también me has de reconocer que entra más en lo demagógico que en lo argumental.
Y continuo reiterando que la educación primaria de profesores y padres es la que le dará a nuestros hijos las herramientas para enfrentarse a la vida moderna.

Anónimo dijo...

Bueno, como siempre, cuando te pones a escribir, te ambalas :D

No voy a abordar toda tu intervención, lo que me llevaría mucho, sino que voy a empezar por el principio (que es la parte donde contestas a mi pregunta). Me estoy refiriendo a la idstinción que haces entre la necesidad y el capricho. Creo que se trata de una distinción falaz, dado que me parece que muy pocas mujeres abortarán "porquemedalaganaypunto". Cualquier mujes tendrá un proceso de deliberación consigo misma o con otros sobre qué es lo que debe hacer, y muchas veces, eso no se encuadra en la categoría ed necesidad, ni tampoco en la de capricho:

"No tengo pareja y el padre no se hará cargo del niño".

"No estoy/estamos capacitada/capacitados para educar a un niño".

"No tengo/tenemos tiempo ni medios para dar una educación a un niño".

"Estoy en la cuerda floja en el trabajo y la maternidad será una oportunidad para echarme".

Nunguno de estos motivos implica una necesidad absoluta de abortar. Pero si alguien aborta por cualquiera de ellos, no lo está haciendo por capricho.
Yo creo que debemos ateneder a todos estos elementos, porque econsidero que son motivos razonables para el aborto.

Que luego haya una loca que se practique seis abortos seguidos en dos años... pues es un mal que habrá que asumir, como los hipocondríacos que van 27 veces al médico sin que les pase nada. También lo pagamos todos, pero no creo que nadie se resgue las vestiduras...

José Vilaseca Haro dijo...

No sé si será cuestión de los tiempos que corren pero, de verdad, parece que la sociedad tiende a ahogarse en un vaso de agua, sobre todo a la hora de justificar ciertas actitudes.

En primer lugar, tener relaciones sexuales supone una responsabilidad lo suficientemente seria como para no soslayarla: El propio físico y el uso que se hace de él, la posibilidad de quedar en estado o de sufrir enfermedades de transmisión sexual, debían de dar que pensar.

Y debería dar que pensar ANTES de ponerse "a la faena"... y no después. TODOS los ejemplos que señalas, salvo "accidentes" (casos de goma rota y similares), implican que él y ella se han despatarrado sin pensar en el mañana. Porque todas esas reflexiones se solventan con MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS y no con abortos, así de sencillo.

Personalmente, creo que con todos los métodos que hay para evitar un embarazo, salvo los casos extremos que YA contempla la ley (peligro de muerte, violación, etc...), un aborto siempre será una especie de "resetéalo, que aquí no ha pasado nada". La pena es que en la informática, haciendo eso se puede perder algún bit o byte de memoria... y en la vida real es un niño que muere...

Anónimo dijo...

mas que retrogrado, tendria que llamarte gilipollas

mostrando los tipicos topicos estupidos de que quienes mas abortan no niñatas-zorrones y semejante, no se si decir que es ignorancia, o estupidez inculcada por tu secta

José Vilaseca Haro dijo...

Pues nada, si el último anónimo tiene a bien indicarnos qué perfil social es el que "más aborta", datos en mano, quizá pueda retractarme... o, seguramente, reafirmarme en mis palabras.

Porque la opción de insunúa (es decir, que abortan las "niñas bien" católicas y apostólicas, y que sus padres las llevan a clínicas privadas para que no se enteren los vecinos), seguramente es tan o más típico tópico de lo que él se piensa.