miércoles, 12 de noviembre de 2008

Deme una limosnita, que soy un pobre banquero...

Estamos en crisis, duduá duduá, y eso no lo remedia ni el Tato, ni Peta Zeta ni Cristo que los fundó. Los tiempos de la ligera recesión, de la desaceleración económica y del lenguaje políticamente correcto han sido muertos y enterrados por los doscientos mil parados del mes de Octubre, por el Euribor encabritado y, sobre todo, porque cuando hasta hace poco pedías un crédito de 200.000 y te ofrecían alegremente el doble y sin aval, ahora pides lo mismo que cobras al mes... y les falta escupirte.

Como según algunos soy un facha pepero, cerdo capitalista comedor de mazapanes de marca y adorador de Katol, esto no me debería importar, porque, por desgracia, las crisis suelen afectar antes y más acusadamente a los que pasan justitos con 1000 euros al mes que a los que nadan en la abundancia... pero sí, me afecta, me jode y me cabrea, a partes iguales.

Y me afecta, me jode y me cabrea porque precisamente esa banda de pedigüeños vestidos de Armani y con Juntas Generales donde el champán corre sin mesura (léase banqueros), los mismos que durante los tres primeros trimestres del año han declarado a bombo y platillo ganancias multimillonarias, ahora resulta que se han quedado sin un clavo (o eso dicen ellos), y no te prestan un céntimo (salvo a través de sus sociedades B, es decir, las empresas de usura encubierta tipo CreditoExpressdeCojones, que te siguen dando dinero al 25% de interés, que es más o menos asaltarte por el camino con un arcabuz, pero sin arcabuz y sin disfraz...)

Y esto lo podemos llamar como nos salga del pijo, pero como soy un tío inculto y poco leído lo llamaré por su nombre: Perra avaricia. Ni más ni menos. El que quiera entender, de forma llana, el por qué de la crisis, le recomiendo el blog La crisis ninja, muy de moda actualmente (y merecidamente), por explicar de manera rasa conceptos que a veces se nos escapan... pero que se resumen sencillamente en que, durante casi una década de bonanza, los bancos te daban dinero a espuertas de forma casi incondicional en forma de hipotecas, viendo que la tendencia alzista del mercado inmobiliario hacía que, incluso en el peor de los casos, ganaban dinero por el sencillo método del te doy 10 para que compres una casa que vale 5, la amuebles y te agencies un cochecito familiar de paso; me pagarás mientras tengas y, si no tienes, te embargaré la casa, que entonces valdrá 20, 25 o más, y habré recuperado parte del dinero prestado y mi inversión en forma de inmueble.

Y esta teoría cojonuda se les fue al garete cuando todo hijo de vecino nos dimos cuenta que, por muy bonito que parezca, algo no solo vale lo que vale, sino que también depende de las ganas de comprarlo que tenga la gente. Así, nos encontramos con billones de pisos que valen 10 y la inmobiliaria de turno (generalmente animada y jaleada por los propios bancos), te lo quiere vender por 20, y resulta que a ti no te apetece gastarte ni 10 ni 20, porque no los tienes y porque no es tan sencillo plantearse un proyecto vital de 30 años con contratos basura renovables de 6 en 6 meses, o cuando la supervivencia media de un matrimonio está en 2 años más o menos...

Entonces, como el mercado inmobiliario se estanca en vez de crecer indefinidamente (uno de los fallos fundamentales de la teoría capitalista de crecimiento ilimitado...), nadie vende, y ese mercado pujante que era el inmobiliario se va a mamarla a Parla; llegan los impagos, las subastas y los lloros, pero entonces los propios bancos se dan cuenta que aquello que reciben a cambio de lo que reclaman vale mucho menos de lo que realmente se pensaban... pero como es el aval válido, te jodes y bailas, no haberlo tasado como lo tasaste, burro, que eres un burro...

Ante killones de pisos parados y sin poder vender, los bancos se ponen nerviosos, desconfían del vecino, del cliente fiel y cierran el grifo. Y, así, todos los que funcionan con líneas de créditos, pagarés, letras, etc... se quedan cruzados de brazos. Los que quieren hacer una reformita en casa no encuentran financiación, así que las casas de reformas se quedan cruzadas de brazos, y los que venden a crédito reciben el mazazo de que las condiciones que antes valían ahora no valen, y te toca esperar a la hora de cambiarte el ordenador, la nevera o la cocina, porque la tienda de electrodomésticos no te lo puede vender... porque nadie avala esa linea crediticia, y se quedan con los brazos cruzados y el ordenador nuevo, la nevera reluciente o la cocina de nueve fogones criando polvo en el almacén.

Y como en ningún país se genera riqueza y empleo estando de brazos cruzados, con el stock polvoriento aparcado en el almacén y con los bolsillos vacíos, empiezan los recortes, los despidos, las apreturas de cinturón y aquí mariquita el último; como a río revuelto, ganancia de pescadores, las empresas menos escrupulosas aprovechan el follón para largar a la gente de mil en mil con los expedientes de regulación de empleo en la mano, y los despedidos, en lugar de irse a casa como borregos (que es lo que el empresario esperaría), llorando como la zarzamora por los rincones, se dedican a cabrearse y a quemar neumáticos. A las barricadas, a los parapetos y no nos moverán...

Ante este panorama, jodido y nada contento, el Gobierno (este, aquel o cualquiera), se ve en la obligación de inyectar pasta gansa directamente en la vena del mismo banco que, repito, hace cuatro días celebraba su superávit con faisán y champán en la sala de congresos de un hotel de lujo. Y, así, el chantaje moral del banco (es que tengo miedito y no quiero prestar dinero a nadie...), se transforma en asunto de estado.

Y aquí es donde servidor se planta y pone el freno de mano. ¿Es necesario que el Gobierno, el Estado, la Nación... o sea, usted, y yo, y ese otro que va por allá, curritos y proletarios, valientes y leales funcionarios, tenderos de miniaturas, mamporreros y sexadores de pollos todos, que pagamos magros impuestos cada Mayo y Junio... nos dediquemos a financiar la última escapadita de Botín a Baqueira Beret, o el polvo mañanero del consejero delegado de turno con la modelo neumática del Hola?. Pues bueno, pues vale, pues muy bien, pero... escúchenme antes, a ver si la alternativa les gusta...

Servidor, como casi todo el mundo (excepción hecha del estudiante de psicología que vive a costa de sus padres, el doctor comunista del chalé en La Yesa y cuatro gatos mal contados más...), he tenido que pedir algún que otro crédito en mi vida (afortundamente, siempre uno personal; los hipotecarios me dan más miedo que una china de pelo largo saliendo del televisor...). También, como casi todo Dios, tengo mis escasos ahorros en el banco (en uno cualquier, el de toda la vida... el mismo que me ha negado tres mil euritos para mis cositas, cuando, por suerte, estoy ganando al mes una cifra parecida -y sin querer despertar envidias, solo a título informativo-). Esos detalles tan sencillos significan lo siguiente:

1º.- Que tengo que pagar una sempiterna comisión, cada 6 meses, solo por tener mi cuenta en el banco de toda la vida, que ronda los 40-50€. Cosa que, según el amiguete que tengo en el banco, me ahorraría si tuviera unos 1000 euros siempre disponibles en cuenta pero, como hay cosas que aparte de no poder ser, son imposibles, pues prefiero gastarme ese dinero en comprarme mazapanes para mantener la leyenda de Kike Cortizo y no pensar en comisiones chorras semestrales...

2º.- Si alguna vez, por desgracia, por un pago inesperado o por falta de previsión, la cuenta se queda en negativo (siquiera un euro), te toca pagar otra comisión, la de descubierto. Igual que si, por cualquier razón, el banco devuelve un recibo a su emisor (la broma está entre 3 y 6€).

3º.- Cuando aún se podía pedir dinerito, y sin necesidad de jugar con el euribor, un préstamo personal no bajaba del 6-7% de interés, mientras que las famosas tarjetas liberales (Golden, Free, etc...), rondaban el 10-12%. Que es UN LEÑAZO pero es lo que hay, lo tomas o lo dejas.

4ª- Para el que haya tenido que besar los ponzoñosos labios del euribor, y teniendo en cuenta que esto son "Las Grandes Ligas" (hipotecarios de 100.000 euros en adelante), uno siente un escalofrío al pensar que el comodísimo interés variable que empezó pagando al 2% en 2003, se ha convertido en un mareante 5,38% a fecha de hoy (o, en términos mundanos, para una casita reformada pedimos 200.000€ a 30 años en 2003, y pagábamos 775€ al mes... mientras que ahora, esa casita que igual no vale ni la mitad que lo que nos costó, la estamos pagando a unos 1150€, o sea, un 45-50% más en cinco añitos... -cuando los sueldos, en esos cinco años, contando que el IPC ha sido de un 3,2% medio anual, y que rara vez los convenios respetan dicho IPC, habrá subido en el mejor de los casos un 15-20%-. Las matemáticas no engañan, qué cabronas...

5º.- Pero esto no es todo, porque las comisiones siguen ahí, aunque seamos buenos y paguemos mucho. Las comisiones por cancelación parcial o total (del 1% al 3% por lo general), nos desaniman a dar dinero a cuenta, pero es que si nos despistamos llega la comisión por retraso en el pago, que ya pasa a la pura usura, sablándonos el 20% de media convenientemente fraccionado para que se note poco.

¿Y este quejido a qué viene?. Pues muy sencillo: Si el Gobierno va a inyectar dinero a los bancos, quiero que les cobren una comisión por apertura nada más les transfieran los fondos... y que le dejen una buena propina al notario que de fé, que ese siempre arrambla cuando hay créditos de por medio. Que, en forma material o contable, mi Gobierno cobre mensualmente el 5,38% anual de interés sobre el dinero prestado y, si hay algún retraso, apliquen LA MISMA comisión por descubierto que aplican los bancos. Evidentemente, si son listos y se adelantan al pago, que la tuna de Solbes (también llamados Solbes y sus tunantes), pasen el pocillo para recaudar del 1 al 3% de cancelación total o parcial...

...y, si no les gusta, que encuentren a alguien que tenga poder y cojones a partes iguales y les expropie el chiringuito, que ya está bien de tanta tocada de huevos. Que Boyer dejó en calzoncillos a Ruiz Mateos por mucho menos.

JOSÉ VILASECA

P.D: Ahora que lo pienso, aparte de poder y cojones le hará falta algo más. Porque RUMASA se expropió, se la quedaron entre cuatro... y resulta que entre todos hemos tenido que pagar la indemnización a la familia Ruiz Mateos. Así que poder, cojones... y razones...



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