jueves, 4 de septiembre de 2008

"Pelis" de miedo... o algo así

Hola de nuevo:

A pesar del ánimo generalmente destructivo de este blog, será por la proximidad de las vacaciones o sencillamente por falta de ganas, ni Latorres, ni Puchetas ni Kikes y sus mariachis o escoria similar me motivas a colocarme delante del teclado, por lo que los temas que van surgiendo pueden calificarse de lights o para todos los públicos.

Y, aunque por norma general las pelis de miedo suelen restringirse a los mayores de 18 años, supongo que hablar de ellas también puede considerarse un tema blandito y nadie se rasgará las vestiduras por comentar un poco cómo va el mundillo del casquerío, la sangre y las locazas de ojos rasgados y pelacos en guerrilla...

Todo surge del visionado anoche, en doble sesión, de la película Las Ruinas, enésimo experiemento del grupo de americanitos blancos y guapísimos que son sistemáticamente diezmados por algo horroroso, algo ya visto en cintas tipo Hostel, Wolf Creek, Turistas o la claramente superior La Matanza de Texas (remake). Así, mientras los chavalitos eran succionados por el ente maligno (una planta en lugar de un tipo con motosierra), mi mujer y yo disertábamos sobre los derroteros del cine de miedo en los últimos años, tocando casi todos los palos... sobre todo porque, a mí, me gusta el género.

Como para gustos, colores, y muy probablemente algún lector piense que tal película que considero buena es una castaña pilonga, o defiende como obra maestra cintas que yo creo que no pasan el corte, recordaré que todo esto (dedicatorias amorosas a alicantinos y doctores con de salvapantallas pedófilos incluidos...), son opiniones personales que no quiero ni que respetéis ni que compartáis, si es que no os gustan. Digo esto porque NO TODAS LAS OPINIONES SON RESPETABLES (algún día explicaré por qué...), como se suele decir, sino que hay que respetar que se tengan opiniones y se expresen. Cerramos paréntesis.

Traté de hacer memoria de las películas de terror de los últimos diez o quince años realmente buenas y que no fueran originales orientales ni sus refritos, y solo se me ocurrieron, precisamente, refritos: La Matanza de Texas, Las Colinas Tienen Ojos y Amanecer de los Muertos. Quizá, si olvidamos sus soporíferos primeros cuarenta y cinco minutos, también podríamos meter en el saco a Hostel o, sin tantos remilgos, a películas más cercanas al thriller de suspense como Saw (el original). Mi mujer votaba por Abierto hasta el Amanecer, aunque, como Vampiros de John Carpenter, ambas me parece más películas de acción para recordar siempre que se pueda que auténticas obras de terror...

He exceptuado las películas japonesas porque, evidentemente, la ola de señoras de pelo largo que se arrastran de forma grotesca tuvo su gracia en su momento (The Ring, La Maldición, Phone, Llamada Perdida...), pero ya pasó. No hay que quitarle el mérito a un tipo de cine basado en el ritmo y la intensidad (que te adormece hasta que te zarandea... recomiendo Audition para comprobar este efecto), y que se basa en miedos atávicos (cosas debajo de la cama, pozos, niños, voces extrañas...), para provocar pavor. Incluso películas de intriga paranormal como The Eye pasaron por el tamiz del terror gracias a buenas campañas de promoción (y, en este caso concreto, por unos trailer y una web absolutamente espeluzantes... que dieron pie a la puñetera manía de enviar escenas bucólicas y tranquilas, de paz, que pedían que elevaras tus altavoces... y te daban un susto cojonudo si no estabas preparado...)

Aparte de todos estos ejemplos, y salvando los más que honrosos ejemplos de cine español (destaco El Espinazo del Diablo, El orfanato o Los Otros... y sigo creyendo que [REC], sin ser ni mucho menos mala, marea más que asusta...), nos encontramos con un desierto donde se han exprimido casi todas las ideas y ni siquiera unos cada vez mejores efectos especiales pueden salvar la función...

Ahora, en las películas de terror uno puede salvar algún momento especialmente memorable (la matanza familiar de Alta Tensión, la operación de urgencia en Las Ruinas o Hostel, la aparatosa diversión de Feast...), pero es difícil encontrar historias redondas y originales como los clásicos de los 70 y 80 (donde merecen un lugar de honor obras maestras como La Cosa, la Invasión de los Ultracuerpos, La Profecía, El Exorcista o Alien). Incluso entonces, productos de serie B como Muertos y Enterrados (cuyo final plagia, en cierta forma, El Sexto Sentido o Los Otros), o La Galaxia del Terror (homenajeada a su vez por Horizonte Final), hacían que la originalidad supliera las carencias técnicas de unos efectos casi artesanales.

Y es que el homenaje hace que uno crea haber visto siempre la misma película muchas veces: El grupo aislado que se enfrenta a lo desconocido (La Cosa, Alien...), los muertos que se alzan (La noche de los muertos vivientes), el demonio (EL Exorcista, La Profecía...), el asesino metódico (antes brutal, como en Viernes 13, Halloween o La Matanza de texas, ahora cerebral desde Seven o El Silencio de los Corderos) o la infección que crece (¿alguien recuerda Rabia o Vinieron de dentro de...?), son temas que se repiten hasta la náusea y resulta complicado no ver referencias en películas anteriores.

Volviendo al comienzo, las revisitaciones bien filmadas de películas clásicas suelen resultar más que entretenidas, aunque en ocasiones (La Profecía 666, El Exorcista: El Comienzo, Psicosis...), no hacen más que agrandar la primera versión frente a la insultando inoperancia del nuevo director.

Y aquí le andamos, y así va el terror. En una cinta ya hemos visto sacarle las tripas al protagonista (La Celda, Hannibal), servir un cerebro recién cortado con un buen Chianti (Hannibal... otrra vez), cortarle a alguien los cataplines y dárselos a comer a los perros (Hostel 2), o arrancar pedazos de carne a latigazos (La Pasión de Cristo... que no era de terror, pero gore como pocas...), así que en ese camino ya lo tenemos todo casi andado. Incluso, por desgracia, hemos visto decapitar a un hombre en internet, sin necesidad de efectos especiales. Nos han asustado con cosas que salían del televisor, o debajo de la cama, o que flotaban junto a la ventana, o que crecían bajo las sábanas... MI pregunta es, ¿qué es lo que queda por inventar para hacernos saltar del sofá?.


JOSE VILASECA

No hay comentarios: