martes, 12 de abril de 2011

Con la Iglesia hemos topado...

Sale en La Noria, en CUATRO, en el Levante... Si no lo has visto, si nadie te lo ha comentado, eso que te llevas por delante. Pero en mi querido barrio del Cabanyal ha sido la comidilla de los paisanos desde hace semana y media: Un sacerdote (vulgo "cura"), se ha negado a dar la comunión a una feligresa porque convive con otra señora y, se supone, hacen sus cositas lésbicas y viven en pecado.

La "intrahistoria", que siempre sirve para conocer un poco mejor el percal, nos cuenta que el sacerdote es fiel paladín de la comunidad familiar neocatecumenal (es decir, "kiko"), que no le importa levantarse a las siete de la mañana para hacer misas exclusivas para las FAMILIAS con mayúsculas (es decir, las parejas que fornican a condón quitado y se permiten el lujo de tener chorrocientos cachorros al grito de "Dios proveerá"), y que no "descubrió" la vida pecaminosa de la mujer, sino que uno de sus bienamados feligreses le amenazó con acudir al Arzobispado si osaba colocarle en la boca la hostia bendita a la vil pecadora. Y, para rematar la faena, que en lugar de acudir directamente a hablar con la mujer y explicarle el brete en el que le acababa de colocar aquel fariseo, empleó al Hermano Mayor de la Hermandad semanasantera a la que pertenecían ésta mujer y tres sodomitas más para procurar imitar a Pilatos y lavarse las manos en este espinoso asunto.

A partir de aquí, el dislate. El sacerdote no quiere hacer declaraciones y se escuda en el siempre socorrido derecho canónico, mientras que la ofendida recurre al amarillismo, con lo que nos encontramos más o menos lo de siempre: Un cura carca de mentalidad medieval, una libertina con ganas de aprovechar sus quince minutos de gloria apelando a la fe, y la caterva de inquisidores y librepensadores que afilan los cuchillos, pescando en río revuelto.

Todo me la traería un poco al fresco, de no ser porque la iglesia donde se negó la comunión a la feligresa es, justamente, donde comulgué, me confirmé o bauticé a mi hijo (mientras yo estaba en pecado mortal, todo sea dicho de paso, porque mi mujer y yo lo encargamos en su día, mediante uso y disfrute de mi poderoso báculo del amor, sin haber contraído matrimonio). La, perdón por la expresión, paja mental del sacerdote me sería indiferente si no fuera porque lo conozco, lo veo casi a diario, y es la "cabeza pensante" del colegio donde llevo a mi hijo. Y aunque no tengo trato con la ofendida, puedo empatizar con ella porque otros a los que conozco, pecadores y semanasanteros a un tiempo, pueden pasar por su mismo trance, llegado el caso, bien por haberse divorciado, bien por tener hijos sin casarse, o bien, como es este caso, por caer en las tentaciones de Lesbos o Sodoma, vaya.

Como tampoco es que me apetezca exponerme a un "monitum" y que, a partir de ahora, me den la hostia de canto cuando vaya a comulgar (a pesar de que hace veinte años que no cato la sagrada forma, conciencia sucia la mía...), procuraré dar mi opinión comedida y que cada uno piense lo que quiera, recordando que lo anteriormente escrito estaba envuelto de un aura de ironía puramente literaria (lo aclaro para evitar talibanismo, "molinetismo" o simple estupidez...)

En primer lugar, creo que este tipo de anécdotas son las que alejan a la feligresía de la Santa Madre Iglesia, o las que justifican que muchos "no cristianos" carguen con rabia (y, por desgracia, a veces también con razón), contra el extraño dogmatismo de una Iglesia que condena la homosexualidad, el uso de métodos anticonceptivos o la investigación con células madre pero que soslaya la pederastia o la avaricia desmedida de alguno de sus ministros.

No voy a caer en la demagogia idiota de afirmar aquello de "si se vendieran las obras del Vaticano, se daría de comer a tantísima gente", quizá porque conozco lo que SÍ hace la Iglesia gracias a entidades como Cáritas, la Casa Cuna Santa Isabel o la Casa de la Caridad, que también me pillan bastante cerca. Sin embargo, es cierto que para muchas cosas, la Curia romana y el resto de los siervos de San Pedro se han anclado en el siglo XV y ahí viven la mar de felices, incapaces de entender no sólo que el mundo cambia, sino que ya pocos nos creemos lo de la infalibilidad papal, cuando el portador de las sandalias del pescador es un señor que se parece al Emperador Palpatine de "La Guerra de las Galaxias" y su nombre da tantísimo juego con Mazinguer Z (por no hablar de su pasado frente a un antitanque nazi...)

Pero también me entristece, para qué nos vamos a engañar, que se saque rédito en la caja tonta, en prensa o en radio, de un patinazo sacerdotal que, quizá, podía haberse resuelto de otro modo. Y digo esto porque, en la calle, en el barrio, había una clara conciencia de quién era el culpable y quién era la víctima en esta situación, y la voluntad de los fieles era alejarse de un cura que, en cualquier momento, podía hacerle el mismo "feo" a casi cualquiera de nosotros (lo que significaba acabar comulgando en CUALQUIER iglesia del barrio, salvo en ésta); pero ahora, con dos posiciones tan radicalizadas, uno no sabe quién tiene realmente razón, quien erra, o si al final de todo no se ha acabado consiguiendo lo que se buscaba desde un principio...

JOSÉ VILASECA

2 comentarios:

Unknown dijo...

ANGEL.
Acabo de leer el comentario sobre este tema, y como siempre, me ha gustado mucho.En este caso, diré, que aunque me la trae muy al fresco, en este caso mis simpatías se decantan por la ''victima'' antes que por el señor de negro(cura). Hace muchos años que no piso la casa del señor, no soy practicante,( aunque sí creyente), y todavía pasarán muchos más hasta que vuelva a pisar la iglesia... cuando me lleven dentro de una caja de pino. Por lo demás, el que me nieguen la comunión, o me excomulguen, me importa un santo pimiento.

Angel Sinisterra.

Yuber Okami dijo...

Me gusta el enfoque neutral que le das, pero aun así es un poco triste todo este asunto, ¿no? no se porqué la iglesia se emperra en ir contra la razón: el que es gay es gay porque su cerebro está hecho así, igual que los transexuales tienen el encefalograma característico del sexo al que quieren pertencer. ¿Por que demonizan algo que da la naturaleza y, por tanto, de la divina providencia? no se, mal dios tiene que ser uno que nos haga "mal" a sus propios ojos...