jueves, 22 de octubre de 2009

La semana de las tijeras largas (¡Vuelve la censura!)

Hace unos días lo leí, y pensé que era una coña, a lo sumo un bulo. Un hoax como dicen ahora los entendidos en engaños cibernéticos. Una idea de pinza del redactor del Ministerio de Cultura, o un feroz ataque hacker. Cosas de un becario rencoroso y mal pagado, vamos.

Pero no. Resulta que es cierto, y sujétense los cataplines que la avalancha viene fuerte: Aplicando la nueva ley de medios audiovisuales, nuestro chupi-Gobierno ha calificado SAW VI como película pornográfica y, por tanto, solo podrá verse en cines si uno acude a ciertos antros de pajilleros (completamente en desuso desde la llegada del porno en red), donde podrá compartir cartel con joyas del celuloide como Por detrás me mola más o Culonas reunidas buscan a Rocco, en una doble sesión que ríete tú del Midnight Extreme del Festival de Sitges.

Y todo, gracias a nuestra nunca bien ponderada ministra de in-Cultura, artífice de guiones gloriosos como los de Mentiras y Gordas o de algunos capítulos de Manolito Gafotas o a las once en casa, y que demuestra, una vez más, que buena parte del sector artístico de este país es una panda de estómagos agradecidos y rojeras de pandereta, que solo saben poner el cazo y chillar consignas bien acordadas cuando otros gobiernan (no he visto a la señora Bardem reclamando el regreso de las tropas de Afganistan o reventando galas donde entreguen premios a su muchachuelo pidiendo el rescate inmediato del Alakrana).

Ahora, en este país, una niña de dieciséis años podrá abrirse de piernas, preñarse y abortar sin que mamá o papá lo sepa, pero no podrá ver Saw VI de ninguna forma legal. Y, si tiene trece años, podrá abrirle la cabeza a una compañera de clase sin ser legalmente imputable, pero no podrá ver las horrorosas andanzas de Jigsaw y sus puzzles mortales. Tócate los huevos...

El problema no es la calidad del producto, ni su violencia. El problema es que un gobierno progresista, defensor de las libertades, se corona como emperador de las tijeras y vuelve a tirar la raya "X" allá donde le ha apetecido cuando todos teníamos más o menos claro que tetas y culos no siempre es porno, y que sangre y casquerío están bien, pero en su justa medida. Y si ese Gobierno, en seis años absolutamente NEFASTOS para el país, no solamente se ha considerado con potestad para decirte qué comer, qué vestir y qué creer, sino que ahora también te dice qué ver o qué no ver, el dibujo de la rosa y el puño cada vez se transforma más en la cruz gamada, y mal camino es ese...

Por desgracia, cosas como estas recuerdan a un pasado reciente y no siempre entrañable, donde la censura te obligaba a ir a los Cine Estudios a ver El Manantial de la Doncella o similares acompañado de un adulto, o cruzar la frontera con Francia a visionar El Último Tango en París, mientras socialistas y comunistas reclamaban libertad de expresión y prensa, tetas al aire, felpudos de la Cantudo y folleteo flower power. Ahora, los del puño en alto son los que censuran, recordándonos que el rojerío no es siempre simpatía, talante y buen rollito, y apuntando a las peores acciones de lugares tan agradables como Corea del Norte, Cuba o la Rumanía de Ceaucescu.

Le dirían que disfrutasen de lo votado, pero la putada es que yo no los voté... pero por su puñetera gracia voy a tener que ponerme el parche pirata y montarme en la mula para ver la película de marras... aunque luego sea una puñetera mierda

JOSE VILASECA

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